Del pasado…
La UNESCO se fundó en 1945 para desarrollar “la solidaridad mundial e intelectual de la humanidad” y con el fin de construir una paz duradera. Esa labor pionera ha contribuido a cambiar la manera en que las personas se comprenden unas otras en nuestro planeta.
En sus primeros años, la UNESCO ayudó a reconstruir escuelas, bibliotecas y museos que habían sido destruidos en la Segunda Guerra Mundial, y sirvió como foro de intercambio de ideas y conocimientos científicos.
En los años 1950 y 1970, con el ingreso de países recién independizados, la UNESCO centró su atención en brindar acceso a la educación a todos los niños y niñas y vencer el analfabetismo, dos metas que todavía hoy constituyen grandes desafíos.
La UNESCO lideró el movimiento para proteger el medio ambiente y alertó sobre la pérdida de biodiversidad en el planeta. El programa sobre el Hombre y la Biosfera, creado en 1971, buscó reconciliar el uso y la conservación de los recursos naturales, dando así el primer paso hacia el desarrollo sostenible.
En los años 1960, la campaña de salvamento de los templos de Nubia, en Egipto y Sudán, que hubo que desplazar para construir la presa de Asuán, transformó la manera de proteger el patrimonio cultural y sirvió como fuente de inspiración para crear el programa del Patrimonio Mundial, dedicado a la salvaguardia de sitios de valor universal excepcional. Este programa sentó las bases para la futura acción de la UNESCO encaminada a salvaguardar el patrimonio en otras dimensiones –material, inmaterial y documental–, y a promover una diversidad cultural respetuosa de los Derechos Humanos.
Mediante el fomento de las emisoras de radio y centros multimedia comunitarios, de la formación de periodistas y de la colaboración con los gobiernos para diseñar leyes de medios o desarrollar servicios de banda ancha para todos, la UNESCO ha impulsado la libertad de expresión, el derecho de los ciudadanos a la información y contribuido a fundar las sociedades del conocimiento del mañana.
… al futuro
La UNESCO tiene la firme convicción de que en tiempos de inmensos cambios sociales, debemos invertir en recursos renovables: la educación, la diversidad cultural, la investigación científica y el inagotable ingenio humano, harán realidad el desarrollo, esencial para un futuro justo y sostenible.
Millones de niñas y niños siguen sin tener acceso a la enseñanza. El analfabetismo impide a cientos de millones de mujeres y hombres participar plenamente en sus sociedades. El desempleo juvenil es también un desafío a escala mundial. La educación continúa siendo la prioridad número uno del nuevo programa de desarrollo que está desarrollando la comunidad internacional. La UNESCO aboga por el aprendizaje de calidad a lo largo de toda la vida y está movilizando a los gobiernos y a muchos otros socios para conseguir que este objetivo figure en el nuevo programa.
El cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la creciente demanda de recursos naturales exigen más ciencia y más científicos, para aumentar la capacidad de observación y comprensión de nuestro planeta. Los programas de la UNESCO sobre el océano, el agua dulce, el conocimiento científico y las ciencias sociales pueden aportar muchas respuestas.
La cultura, fuente de diálogo, cohesión social, crecimiento económico y creatividad, permanece en el centro de la misión de la UNESCO. La UNESCO tiene la certeza de que la cultura debe ser una prioridad en la agenda de desarrollo para después de 2015, un desarrollo que debe centrarse en el respeto de los derechos humanos, la gobernanza y el estado de derecho.
En este contexto, es fundamental la libertad de expresión, el impulso de las tecnologías de la información y la comunicación y la construcción de sociedades del conocimiento. Acciones todas que la UNESCO continuará impulsando para cerrar brechas.