LA BAKLAWA LIBANESA ATRAVIESA LAS FRONTERAS Esta dulzura deliciosa acompaña a los emigrantes en sus peregrinaciones por el mundo. La baklawa es mucho más que un postre delicioso y la reina de la pastelería libanesa. Para un emigrante, es una verdadera marca de identidad, como lo demuestra un estudio reciente. Ya sea que hayan abandonado su país hace muchos años o recientemente, los emigrantes suelen llevar en sus valijas la baklawa, ese postre que les recuerda los sabores del Líbano. En un estudio reciente, la investigadora Guita Hourani, directora del Centro Libanés de Estudios sobre la Migración (LERC en inglés), de la Universidad Notre Dame de Louaizé, ha estudiado cómo la baklawa se exporta desde el Líbano hacia los principales países de emigración y cómo se construye su comercio en línea. Un valor de identidad. Cabe preguntarse ¿por qué la baklawa libanesa en especial? “Porque es una de las mejores del mundo, ya sea en cuanto a calidad o en cuanto a presentación”, explica la Dra. Hourani. Pregúntenle a Rita, estudiante de psicología, por qué hace la cola en la pastelería del aeropuerto de Beirut. “Una vez llegada a Europa, lo primero que hago es saborear una baklawa. No es solamente por su sabor, sino porque me sumerge nuevamente en la atmósfera del Líbano. “Es cierto que la primera reacción del emigrante es llevar con él la cocina de su país natal. Esta constituye una parte muy importante de su patrimonio. Las culturas culinarias sobrepasan la dimensión práctica y poseen un valor simbólico y de identidad. Tomen a Mohamed, por ejemplo. Aunque pudiera comprar esta delicia en Michigan, donde reside, este médico libanés explica que prefiere pedirla por Internet o comprarla directamente en su país de origen. “Simbólicamente, tengo la impresión de servir a mi país y a su economía”, afirma. “Es por eso que es tan importante para mí conservar mis prácticas culinarias. Pido la misma caja que se puede encontrar en la casa de mi madre”. Mohamed no vacila en hacer descubrir este manjar a sus colegas de trabajo. A menudo, en las comidas que organiza, sirve baklawas. “Mi esposa es americana, pero a ella le enloquecen”, señala. “Ella las sirve en todas las ocasiones posibles, y siempre aclara que provienen del Líbano”. En su estudio, la Dra. Hourani informa que las casas de repostería libanesas, cuyas baklawas son las más famosas de Medio Oriente, han comprendido pronto hasta qué punto la nostalgia de un emigrante por este postre podía ser rentable. Por ello, no dudaron en lanzarse al comercio electrónico para hacer conocer sus productos, aumentar sus ganancias y ampliar el mercado. En su encuesta, la investigadora muestra asimismo que para estas casas de repostería (Fouad Jer Doueihy, Doueihy, Refaat Hallab, Abdel Rahman Hallab), el comercio en línea está destinado principalmente a los emigrantes libaneses, incluso a aquellos que jamás visitaron su país de origen. Los emigrantes piden el envío de baklawa para toda ocasión, como vacaciones, eventos laborales, ceremonias religiosas o sociales, como casamientos, cumpleaños, etc. Esto es una constante, cualquiera sea el país de residencia. La Dra. Hourani revela asimismo que dos de estas pastelerías realizan la mayoría de su comercio en línea con Estados Unidos, Medio Oriente y Europa. En cuanto a las otras dos, el mayor volumen de negocios se realiza con Brasil y Australia. Por supuesto, aún para la baklawa, existen una temporada alta y una baja. La mejor temporada de venta al exterior abarca de octubre a abril. Preparadas en el lugar. Los emigrantes no se contentan con comprar este postre ya hecho. Algunos se destacan en su preparación casera. Lamia, de 35 años, que reside en Illinois, ha llevado con ella la receta de su abuela. “En nuestra familia, la experiencia culinaria se transmite de generación en generación”, afirma. “Mi abuela, que vive en Trípoli, es muy estricta en cuanto a los ingredientes a utilizar para preparar baklawa. Pero acá me veo obligada a adaptar un poco la receta a las limitaciones locales. Encuentro la mayoría de los ingredientes, pero no todos”.Aunque ella no siga la receta al pie de la letra, Lamia tiene un gran éxito cuando prepara este postre popular para su familia. “La sirvo con té a la menta de Marruecos, y para mi marido, un buen vino blanco”, dice, con una pizca de humor. No hay dudas de que las migraciones suelen ser ocasión de reencuentros culinarios y de mestizajes gastronómicos. Pauline M. KARROUM ILLINOIS, Estados Unidos.