Querido Anwar Kuri,
Juro que eres humilde como el niño Jesús, crees en Dios y en el hombre. Conozco que no te gusten los elogios, que prefieras ser entendido y comprendido. Gozas de múltiples competencias intelectuales las cuales te han otorgado conocimientos, sabiduría y cultura, y el dinamismo perpetuo que no se detiene. Gracias a estas has formado una personalidad en la que sobresale la seriedad, severidad y equilibrio personal; has confirmado tu ego (existencia) en asistencia perfecta, el dialogo en todos los círculos y proyectos de desarrollo, renovación o cambio.
Llevaste el desarrollo de tu madre patria y has hecho un puente de colaboración entre el Líbano y México; tus servicios y actividades formaron parte del mensaje cultural libanés el cual floreció más allá de los mares y hasta abarcar el mundo entero. Dejaste físicamente tu madre patria pero tu corazón continuo palpitando siempre hacia Córdoba y el Líbano.
Con tu paciencia y sacrifico incomparables simbolizaste alto el far del genio y sabio libanés cultural. Los congresos realizados en la ULCM nos han llenado de esperanza en vez de desespero, han despertado el amor del Líbano en vez de negarlo; todas esas veces que has repetido con angustia “pobre el Líbano”.
Estoy seguro que la ULCM es parte de tu vida, de tus sacrificios, de tu marcha y tus luchas gloriosas. Confieso que eres un gigante de los gigante de la diáspora libanesa, en hechos, dichos y posiciones. Cuando fuiste presidente de la ULCM estuviste al nivel de desafío, aún cuando el temor amenazaba tu futuro. Temiendo a que se divida la ULCM ya que es una organización compuesta por emigrantes libaneses llegaste con tu sabiduría y coraje a alejar una guerra fraternal entre la diáspora, cuyas armas son la división y las injurias, y así salvaste la ULCM. Luchaste para que la ULCM fuera libre e independiente, libre de decisión en la que creías y la que considerabas como sagrada. Llegaste a formar de los emigrantes una fuerza de apoyo para el Líbano que busca conservar su unión, permanencia, alteza y prosperidad.
Adiós a un gran maestro, descanse en paz cerca del Dios que has amado; nuestra promesa es quedarnos en la ULCM como mártires vivos que sacrificarán todo para y por el Líbano, por el que sé rezas en este momento deseando que sea rescatado de su guerra ciega.
Todos consideramos que fuiste el hombre de Dios por tu fe, el hombre del Líbano por tu patriotismo y el hombre del pueblo por tus sacrificios y servicios en los momentos duros.
Antoine Bou Abboud