PALABRAS DE LIC. NABIH CHARTOUNI
EN EL HOMENAJE AL ESCULTOR RAMIZ BARQUET
4 julio 2011
El arte es un sentir creador que ilumina la substancia y alienta el espíritu. El arte resplandece en la sombra del alma encendida y la voracidad hambrienta de introducirse en una pintura, un cuadro, una poesía o en una escultura.
El artista es el escultor que platica con su obra, es el pintor que conversa con su cuadro, es el poeta que crea una poesía en cada verso o es el que moja cada suspiro con un profundo sentimiento o sencillamente transfiere la pasión a cada alma o simplemente a cada mirada.
Ramiz Barquet nuestro homenajeado de hoy.
Fue artista de tiempo completo.
Por supuesto que la escultura era su máxima pasión, pero fue también artista en su modo de vivir y de escribir. En el primer párrafo de: “La Aldeana Fenicia” confiesa: Allá en mis años jóvenes, cuando el buen dios me permitía dedicarme un poco a la vagancia, logré satisfacer uno de los sueños de mi vida: visitar el país de mis antepasados, Líbano, país donde el ave fénix siempre renace.
Cuando el Lic. Carlos Matuk y un servidor queríamos rendirle un homenaje en vida al buen Ramiz, al paisano lleno de libanismo profundamente arraigado en su alma, en una carta fechada el 21 de noviembre 2009 dice: “yo sigo trabajando en mi escultura, aunque en unos cuantos meses alcance los noventa, y a veces desvaríe o diga una que otra tontería.”
A los noventa años siguió trabajando en sus esculturas, y en otra carta del 18 de marzo 2010 me dice: “Te agradezco en verdad el deseo de hacer crecer mi ego. Esto ya no sería posible pues este (el ego) ya ha llegado a su tope.” Y sigue diciendo en otro párrafo: “y de acuerdo con mi modo de pensar, un acto tal es válido cuando es trascendental.”
Pretendo que este homenaje de hoy a mi amigo Ramiz sea la luz que transporta los recuerdos a través del tiempo, y que toda su obra sea trascendental y que dure con la grandeza del infinito tal como es su obra “EL EMIGRANTE” que durará sin duda hasta el fin de los tiempos, porque Líbano permanecerá más allá, y siempre los libaneses seguirán orgullosos de sus raíces.